




Mi vida fue siempre bastante normal. Familia normal, amigos normales, todo en su sitio.
Hice lo que se suponía que había que hacer. Estudiar, sacarme una carrera, buscar un trabajo estable…
Y lo conseguí: era maestra, tenía un sueldo fijo y una vida tranquila. Pero, dentro de mí siempre hubo algo que no encajaba del todo. Una especie de cosquilleo constante que me decía: este no es tu sitio.
Conocí a Adri, con ese punto de locura que probablemente a mi me faltaba, y juntos empezamos a imaginar otra forma de vivir. En uno de nuestros viajes a Tailandia, algo hizo clic. Al volver, supe que no quería seguir ignorando esa voz interna. Y empezamos a trazar un plan.


Viajar siempre ha sido una parte muy importante de mí. Lo llevo en la sangre, gracias a unos padres que nunca dejaron de moverme de un lado a otro. Por eso no me imagino un futuro sin movimiento, sin aventura, sin descubrir. Y así nació nuestra agencia de viajes: de esa necesidad de compartir lo que amamos hacer.
No sé cuánto tiempo estaremos recorriendo el mundo. Pero sí sé que no pienso volver a vivir con el freno echado. Esto no es una fase, es mi forma de estar en el mundo. Y estoy construyendo un futuro que tenga más sentido para mí.


No nací con las cosas fáciles. Y aunque no voy a ponerme a contarte todos los detalles, sí te diré algo: crecer sin comodidades te obliga a espabilar antes de tiempo. A tomar decisiones pronto. A equivocarte, aprender y seguir.


Mientras otros estudiaban, yo buscaba formas de ganar algo de dinero para salir con amigos o comprarme ropa. Dejé el instituto a los 15. Entre los 15 y los 20, pasé por todo tipo de trabajos. Y mientras tanto, cortaba el pelo en casa, por gusto a veces por 5 pavos.
Sabiendo que en esta vida iba a tener que trabajar mucho para conseguir lo que quería, Con 20 años me compré un billete a Londres, para cumplir lo que seria mi primer sueño, ser barbero y después montar una barbería en Valencia, asique trabajé sin descanso: 12 horas al día, 6 días a la semana.


Aprendí barbería a base de esfuerzo, no de cursos caros. Ahorré. Me formé. Y cuando volví a España, monté mi primera barbería con un socio. Nos fue bien. Muy bien.
Eso me cambió la vida.
Me hizo entender que los sueños se cumplen y que todo es posible, además de hacer cosas con las que siempre soñé: deportes de riesgo, buceo, paracaidismo, escalar… y, por fin, empezar a viajar
Al año de volver a Valencia conocí a Helena y empezamos a viajar, y eso lo cambió todo. Cada vez que volvíamos de un viaje ya estábamos mirando el siguiente. Hasta que un viaje lo cambió todo: queríamos vivir viajando por el mundo. Y como lo de hacer lo que uno siente ya me había ido bien, eso hice. Hoy hace casi 1 año que vivimos viajando y, como dijimos antes de irnos, viviendo de proyectos personales. Hoy vivimos organizando viajes para gente a los destinos que nosotros hemos viajado primero, porque queríamos hacer algo bueno para los demás, algo que no olvidasen. Y qué mejor que un buen viaje.




Mi vida fue siempre bastante normal. Familia normal, amigos normales, todo en su sitio.
Hice lo que se suponía que había que hacer. Estudiar, sacarme una carrera, buscar un trabajo estable… Y lo conseguí: era maestra, tenía un sueldo fijo y una vida tranquila. Pero, dentro de mí siempre hubo algo que no encajaba del todo. Una especie de cosquilleo constante que me decía: este no es tu sitio.
Conocí a Adri, con ese punto de locura que probablemente a mi me faltaba, y juntos empezamos a imaginar otra forma de vivir. En uno de nuestros viajes a Tailandia, algo hizo clic. Al volver, supe que no quería seguir ignorando esa voz interna. Y empezamos a trazar un plan.


Viajar siempre ha sido una parte muy importante de mí. Lo llevo en la sangre, gracias a unos padres que nunca dejaron de moverme de un lado a otro. Por eso no me imagino un futuro sin movimiento, sin aventura, sin descubrir. Y así nació nuestra agencia de viajes: de esa necesidad de compartir lo que amamos hacer.
No sé cuánto tiempo estaremos recorriendo el mundo. Pero sí sé que no pienso volver a vivir con el freno echado. Esto no es una fase, es mi forma de estar en el mundo. Y estoy construyendo un futuro que tenga más sentido para mí.




No nací con las cosas fáciles. Y aunque no voy a ponerme a contarte todos los detalles, sí te diré algo: crecer sin comodidades te obliga a espabilar antes de tiempo. A tomar decisiones pronto. A equivocarte, aprender y seguir.
Mientras otros estudiaban, yo buscaba formas de ganar algo de dinero para salir con amigos o comprarme ropa. Dejé el instituto a los 15. Entre los 15 y los 20, pasé por todo tipo de trabajos. Y mientras tanto, cortaba el pelo en casa, por gusto a veces por 5 pavos.
Sabiendo que en esta vida iba a tener que trabajar mucho para conseguir lo que quería, Con 20 años me compré un billete a Londres, para cumplir lo que seria mi primer sueño, ser barbero y después montar una barbería en Valencia, asique trabajé sin descanso: 12 horas al día, 6 días a la semana.


Aprendí barbería a base de esfuerzo, no de cursos caros. Ahorré. Me formé. Y cuando volví a España, monté mi primera barbería con un socio. Nos fue bien. Muy bien.
Eso me cambió la vida. Me hizo entender que los sueños se cumplen y que todo es posible, además de hacer cosas con las que siempre soñé: deportes de riesgo, buceo, paracaidismo, escalar… y, por fin, empezar a viajar
Al año de volver a Valencia conocí a Helena y empezamos a viajar, y eso lo cambió todo. Cada vez que volvíamos de un viaje ya estábamos mirando el siguiente. Hasta que un viaje lo cambió todo: queríamos vivir viajando por el mundo. Y como lo de hacer lo que uno siente ya me había ido bien, eso hice.
Hoy hace casi 1 año que vivimos viajando y, como dijimos antes de irnos, viviendo de proyectos personales. Hoy vivimos organizando viajes para gente a los destinos que nosotros hemos viajado primero, porque queríamos hacer algo bueno para los demás, algo que no olvidasen. Y qué mejor que un buen viaje.
Esta es nuestra historia, ¿Cuál es la tuya?
Todo el mundo tiene una historia que contar
Con luces y sombras. Con dudas, tropiezos, momentos de euforia y otros de caída libre. No todos empezamos desde el mismo sitio, ni recorremos el mismo camino. Pero hay algo que nos conecta a todos: las ganas de hacer algo que tenga sentido, algo que nos haga sentir vivos.
Y de ahí nace este proyecto. No de un plan perfecto, ni de una fórmula mágica. Sino de escuchar lo que sentíamos. De dejar de seguir “lo que tocaba” para empezar a seguir lo que nos movía por dentro.
Porque si hay algo a lo que no deberíamos fallarle nunca… es a lo que sentimos.
Este proyecto es eso: una forma de crear, compartir y vivir experiencias reales, con personas reales.
Sin filtros, sin trampa.
Solo viaje, conexión y verdad
Bienvenidos
Esta es nuestra historia, ¿Cuál es la tuya?
Con luces y sombras. Con dudas, tropiezos, momentos de euforia y otros de caída libre. No todos empezamos desde el mismo sitio, ni recorremos el mismo camino. Pero hay algo que nos conecta a todos: las ganas de hacer algo que tenga sentido, algo que nos haga sentir vivos.
Y de ahí nace este proyecto. No de un plan perfecto, ni de una fórmula mágica. Sino de escuchar lo que sentíamos. De dejar de seguir “lo que tocaba” para empezar a seguir lo que nos movía por dentro.
Porque si hay algo a lo que no deberíamos fallarle nunca… es a lo que sentimos. Este proyecto es eso: una forma de crear, compartir y vivir experiencias reales, con personas reales.
Todo el mundo tiene una historia que contar
Sin filtros, sin trampa.
Solo viaje, conexión y verdad
Bienvenidos